Dicen que cuando eres Erasmus, lo eres de por vida. Que el espíritu viajero te invade, que fue el mejor año de tu vida. Que te casarás con tu novia erasmus, que volverás a tu ciudad y que lo pasarás muy muy mal recordando todos los pequeños momentos que conformaron ese año. Espero que este blog te sirva de alguna ayuda. Mi erasmus fue ASÍ

jueves, 5 de septiembre de 2013

Koldo: una Erasmus III


Noviembre. Martes noche.
            Koldo abre el armario y busca ropa limpia. Bueno, le valdrá ropa no muy sucia. Huele una camisa arrugada y le da el aprobado, se la pone y oye un aviso en Facebook. Un mensaje de Marina: "Ey, ¿qué tal todo? Algunas noches me acuerdo de Oxford y de vosotros y hasta me da pena estar en casa. Besos a Alex y Dafne!!! Ya veo las fotos de las fiestas, locos! ;)". Koldo no responde; no tiene interés en mantener relación con Marina. No es mala chica ni nada, pero no le gustan las personas que se vienen abajo. Eso le pasó a Marina, que a las dos semanas de llegar empezó a obsesionarse con que no le gustaba, no entendía nada, echaba de menos su casa y a su familia. Una semana después, tuvo una crisis de ansiedad. Ni siquiera esperó a que comenzara el curso: se vino abajo. Por suerte, Dafne decidió quedarse con su habitación y no tuvieron problemas con el casero. Desde entonces, Alex, Stefan, Dafne y Koldo son una familia en la que siempre hay agregados: el novio de Alex, amigos de Stefan venidos de Alemania, los otros españoles Erasmus de Oxford...
            Esta noche toca fiesta italiana. Al parecer, consiste en vestir con mucho estilo, beber mucho Lambrusco y terminar a las seis de la mañana en casa de alguien comiendo espaguetis. También habrá pizza con el Lambrusco; no pinta mal. Koldo se mira al espejo y se dice que no parece italiano, aunque los españoles e italianos comparten un aire que los hace inconfundibles. Se engomina un poco el pelo, se pone las gafas de sol y sale al salón, donde hay cerca de veinte personas. Dafne se acerca, lo besa y le dice:
            -Estás hecho un chulo putas, ma tú sei molto bello.
            -No tienes ni puta idea de italiano -dice él.
            -Nevermind. I'm way better than you at English.
            La abraza por la cintura y anuncian que ya se pueden ir. Salen al frío de la noche y van entrando en los taxis de seis en seis. Al final, les basta con tres.
            Llegan de los primeros. De momento, sólo hay italianas cocinando como locas e italianos bebiendo como si no hubiera mañana. A Koldo le parece que a veces los clichés son clichés porque las personas los abrazan sin reparo. Naturalmente, la gente llega muy tarde, pero no importa. La fiesta comienza cuando alguien llega y empieza a hablar con otra persona. Encuentra muchos rostros nuevos, se desenvuelve por la casa de Lorenzo y Silvia como si fuera suya, y es que todas las casas de Oxford y de toda Inglaterra y todo Reino Unido parecen cortadas con el mismo patrón. Toda la fiesta transcurre sin incidentes, gente sentada en todas partes: sofás, suelo, cocina, escaleras, rellano, ventanas, todos comiendo y bebiendo salvo los que se aventuran en la sala de baile, un dormitorio reconvertido en discoteca por una noche. La música es horrible, pero a nadie le importa. Sólo quieren Shakiras, techno, reggeaton y algún clásico. A mitad de la fiesta, un chaval al que Koldo no pone nombre se le acerca. Viene bastante pedo; Koldo está seguro de que no entenderá su inglés, porque además, por si no tuviera suficiente, es nativo.
            -Hey, Carlos!
            -Koldo, my name's Koldo.
            El chaval sigue llamándolo Carlos durante toda la conversación, pero a él le da igual. Ya tiene el punto cómodo, podría llamarle Carmen y no le importaría. Se le ha acercado para preguntarle por una asignatura que comparten, ya que tienen que entregar un trabajo y está más perdido que él. Cuando acaba, se le acerca Ruth para preguntarle por ese chico. Ruth, que estudia lo mismo que él, es la mejor amiga de Koldo en su Erasmus, después, está claro, de Dafne, aunque son casos distintos.
            -¿Qué quería ése? ¡Preséntamelo!
            -Anda ya, si es un plasta. Viene el tío a preguntarme por el trabajo de Micro.
            -Hostia, mañana hay clase, ¿no?
            -Sí, y tengo que ir. Mi coordinador ya me ha dado dos avisos, dice que al tercero no deja que me presente en enero al examen.
            -Hijo de puta...
            -Bah, ya veré mañana. Me la suda, la verdad.
Dafne no tarda en venir a decirle a Koldo que se va, que al día siguiente trabaja. Aunque le gustaría quedarse hasta los espaguetis, sabe que la decisión correcta es acompañarla. Así, sabrá que le importa, y es la excusa idónea para irse a dormir y no perder la clase de Micro.

Se despiden de los más allegados, dan explicaciones y se deslizan por la puerta principal a la calle. Deciden volver andando, se matan a besos, paran en cada esquina, no sienten el frío. Esos recorridos nocturnos serán el mejor testimonio de su amor por años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario