Dicen que cuando eres Erasmus, lo eres de por vida. Que el espíritu viajero te invade, que fue el mejor año de tu vida. Que te casarás con tu novia erasmus, que volverás a tu ciudad y que lo pasarás muy muy mal recordando todos los pequeños momentos que conformaron ese año. Espero que este blog te sirva de alguna ayuda. Mi erasmus fue ASÍ

jueves, 29 de agosto de 2013

Una cuestión de clase


La parte menos agradable de la Erasmus o cualquier otro traslado universitario no tiene por qué ser la más desagradable. Como todo, depende de la filosofía con que se asuma y del partido que se le quiera sacar a la experiencia.
            A la hora de elegir tu destino, aparte de factores como clima y fiesta, ten en cuenta el prestigio de la universidad en el ámbito que a ti te interese. Puede que estudiar Física en Oxford sea genial, pero tal vez no sea el sitio idóneo para Biología Marina. Además, el prestigio de las universidades puede limitar tus posibilidades de obtener la beca, ya que tendrás que competir con más candidatos, pero con toda seguridad valdrá la pena cuando te la concedan, sea donde sea. Tu universidad y tu ciudad se convertirán en la única, en la mejor, y no hay vuelta de hoja.
            Como digo, cuando llegues, a pesar de que lleves un preacuerdo negociado con tu coordinador, puede que algunas de las asignaturas que supuestamente se cursaban se hayan eliminado ese año por cualquier motivo (recortes presupuestarios, pocos alumnos matriculados, lo que sea) y tengas que buscar una alternativa. Por lo general, coordinador de universidad de origen y coordinador de universidad de destino se rigen por los acuerdos de años anteriores, para eliminarse trabajo a sí mismos y a vosotros. Normalmente os dejarán mayor libertad a la hora de escoger en créditos de libre configuración. Aprovechad la ocasión y sed creativos, cursad asignaturas interesantes y creativas aunque no tengan que ver con vuestra carrera. Yo, por ejemplo, a pesar de que estudiaba Traducción e Interpretación, me matriculé en una asignatura de análisis de guión televisivo. Fascinante, desde luego. Distinto, desde luego. Inolvidable, desde luego (son los únicos apuntes que conservo de mi Erasmus). Para elegir, es frecuente que la primera semana se os permita asistir a las clases para echar un vistazo, conocer al profesor y su programa, y así decidir si os convence o no. Lo bueno de ser estudiante internacional es que a la hora de firmar la matrícula suelen ser más flexibles con los plazos precisamente para que los estudiantes encuentren su lugar en lo académico a la vez que descubren la ciudad y a sus nativos. Cuando ambos coordinadores tengan el acuerdo firmado por ti, no habrá marcha atrás y ésas serán tus asignaturas definitivas.
            Mucha gente no se quiere ir de Erasmus por miedo a que no les convaliden, aunque, como digo, todo es cuestión de a qué universidad se dirige uno. Para saber qué es conveniente, lo mejor es preguntar en tu universidad de origen, en secretaría o Relaciones Internacionales qué destinos son los más acertados para tu titulación. Esto puede ahorrar disgustos y quebraderos de cabeza. Si te informas bien, pueden incluso quitarte algún hueso, la típica asignatura que la gente lleva arrastrando media carrera, de forma más fácil e igualmente válida. Pregunta, que ya eres mayor. Infórmate, joder, muévete un poco. No me llores.
            Empieza el curso y ahora no entiendo NADA porque las clases las dan en húngaro o en francés o finés o inglés con acento escocés muy marcado. No desesperes. Por norma general, las universidades de destino suelen tener unas semanas previas al año académico en las que los estudiantes internacionales pueden hacer cursos de inmersión lingüística de forma gratuita o muy económica. Puede suponer una forma excelente de conocer gente, de empezar a comunicarse en la lengua nueva y de luego no lamentarnos a la hora de llegar a las clases. Del mismo modo, hay asignaturas que pueden ayudar a conocer la cultura. Me parece muy divertido que casi todos los estudiantes internacionales de la Universidad de Granada tengan alguna asignatura sobre Federico García Lorca. No es ninguna estupidez, claro está. Ya que estás en otro país y ciudad, trata de empaparte de su cultura, historia e idiosincrasia. En mi caso, cursé una asignatura llamada "Background to Wales", es decir, algo así como Historia de Gales, qué acontecimientos históricos hicieron que Swansea y Gales derivaran en lo que ahora son. Un profesor era estupendo, pero había otra profesora con acento galés imposible. En cualquier caso, me pareció muy interesante el resultado final.


            Cuando tenemos más o menos asumido el problema lingüístico, se hace relativamente fácil seguir el curso de las clases. Tampoco hay demasiadas horas de clase para los estudiantes internacionales, ya que además tienen limitados créditos a los que se pueden matricular, de modo que lo conveniente es ir a clase. No es preciso ir siempre, de acuerdo; de hecho, muchos profesores optan por reducir las clases presenciales en favor del trabajo en casa. Ya sé que vas a estar todos los días de fiesta o de viaje, pero no seas tonto. Te lo pondrán más o menos fácil en función del profesor, pero al fin y al cabo los profesores suelen tener benevolencia con aquellos que han demostrado interés y espíritu crítico. Pregunta. Si dudas, pregunta. Participa en clase con tus limitaciones lingüísticas. Un problema grave que tenemos los españoles en comparación con la mayoría de países europeos es el sentimiento de vergüenza, el sentido del ridículo. "Si pregunto, pensarán que soy tonto, que no lo entiendo". Si estás en clase es para aprender, y si no lo entiendes todo por el idioma, puedes hablar al final de clase con el profesor y exponerle tus dudas. Al final, lo de asistir a clase y trabajar es una decisión muy personal, de modo que cada uno tendrá que acarrear con sus decisiones, pero no lo vas a tener más fácil nunca. Pon un poco de tu parte. Si tienes suerte, puede que tengas a tu coordinador pendiente todo el día de que trabajas y asistes a clase, pero insisto en eso de que no eres un crío y sabes muy bien cuál es tu responsabilidad. Aprovecha las lecciones académicas tanto como las vitales. Al final, todo converge.

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