Dicen que cuando eres Erasmus, lo eres de por vida. Que el espíritu viajero te invade, que fue el mejor año de tu vida. Que te casarás con tu novia erasmus, que volverás a tu ciudad y que lo pasarás muy muy mal recordando todos los pequeños momentos que conformaron ese año. Espero que este blog te sirva de alguna ayuda. Mi erasmus fue ASÍ

domingo, 23 de marzo de 2014

Exámenes

Hasta tú, incauto Erasmus, inocente criatura, tendrás que pasar por el trance de los exámenes. Porque los Erasmus, por mucho que se cuente, por muchas leyendas urbanas que circulen, también tienen examen.
En esto, como en todo, el que sea responsable no tendrá problemas. La verdad sea dicha, no hay que matarse a estudiar, pero tampoco hay que ser un auténtico descerebrado. Hay que, al menos, saber cuándo son los exámenes, presentarse e intentarlo. A mí me han contado de todo sobre estudiantes internacionales en época de exámenes: desde los que han ido, el profesor ha tachado sus nombres de la lista, les ha puesto un aprobado y los ha dejado marchar, los que han firmado el examen y con eso ha bastado, los que han indicado que son Erasmus para aprobar, los que han llorado en el despacho porque se les pasó la fecha del examen, los que... mil versiones de la misma cara de la moneda: a los Erasmus los aprueban porque sí.
Yo, para ser sincero, tuve un poco de todo. Exámenes que aprobé fácilmente, sin exámenes pero con entregas periódicas, y otros exámenes que, no sé cómo, aprobé. En cualquier caso, me los preparé todos en grupo, con mis amigos Erasmus, en algunas noches en la biblioteca y reuniones caseras para estudiar, con cantidades ingentes de comida basura. Nos funcionó. Hablamos con algún profesor que nos dio consejos y pequeñas pistas para aprobar. No hicimos trampas, pero aprobamos. No sacamos matrícula, ni siquiera sobresaliente, ni siquiera notable, pero aprobamos. Académicamente, cumplimos.
      Lo que es cierto es que, en muchos casos, con esto del plan Bolonia y la europeización de la enseñanza, se prodiga lo de los trabajos individuales y en grupo en lugar de los exámenes habituales.
      Luego, cuando tienes las notas, que suelen ser unas notas reguleras, al volver a tu universidad de origen toca hacer las conversiones, de modo que se inflarán un poco y podrás respirar tranquilo.


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