No existo más allá de los Pirineos |
Tampoco encontré otra cosa basiquísima como puede ser vino blanco de cocina. Sí, el típico cartón de vino de mierda para cocinar... no los había, aunque eso sirvió para que desarrolláramos recetas increíbles (os aseguro que no me creeréis cuando os las describa). Un par de cartones de vino blanco no pesan mucho (siempre puedes llevar sólo uno para cocinar unos meses hasta que alguien te visite).
Tampoco encontré -claro que tampoco busqué muy bien- atún. Sí, latas de atún para ensalada o para la pasta o un bocadillo con tomate frito (cosa tan tonta y tan difícil de comer en el extranjeros, cachislamarsalá...). De hecho, cuando quedé con unos amigos erasmus que estaban en Francia para encontrarnos en Budapest, sólo nos pidieron que les lleváramos atún, jamón y queso. Yo lo del jamón y el queso me da igual, aunque el atún es importante. En Francia parece ser que había, pero era carísimo. Hace un mes yo compraba atún en Bristol (Inglaterra), así que tampoco es para tanto. De todos modos, se puede sobrevivir sin atún.
Yo, como soy de Jaén y llevaba dos maletas, en una llevaba una garrafa de aceite de oliva (¿o era una botella de dos litros?). Total, si sois algo tiquismiquis y queréis buen aceite virgen extra para la ensalada o comer en crudo, no hace falta que os llevéis. Naturalmente, compraréis aceite de oliva italiano de ínfima calidad a precios desorbitados y acabaréis cocinando con cualquier mierda de aceite de girasol o el más barato que pilléis, por tal de no cocinar con mantequilla.
Yummy |
Creo que para el resto de cosas no hace falta preocuparse demasiado, pero el tomate y el vino son imprescindibles para cocinar. Yo también me llevé hierbas aromáticas del campo, cogidas de la sierra por mi padre (en plan tomillo, romero, laurel), ya que son muy socorridas para darle sabor a la comida, no pesan y las llevas aplastadas en una bolsa entre la ropa.
Nota del autor: de todo lo arriba mencionado, sólo me llevé en un principio aceite. Cuando volví a casa por Navidad sí me llevé todas las mierdas que necesité, y cuando un amigo me hizo una visita justo antes de Navidad también me llevó cositas de estas (y chorizo, lomo y demás...) para hacer una fiesta gastronómica, y he de admitir que lo disfrutamos, aunque nunca tuve problemas para comer en toda mi Erasmus. Ya os enseñaré a cocinar...
por casualidad enocntra tu blog y esta entrada y aun me estoy riendo, porque joder que razon tienes!! yo estuve un año viviendo en Borlänge (Suecia) y me paso exactamente igual, imposible encontrar un bote de tomate frito normal, sin aceitunas y guarrerias. Pero lo que peor llevaba era el pan .. si si algo increible, pero lo que tomaban alli era una especie de tostadas super duras!! y una barra de pan, en el caso de que lo encontraras, era carisima. El vino blanco, lo mismo, alli costaba un carton de vino tinto de cumbre de gredos 5€, asi que pasamos a cocinar con cerveza!!! joer que recuerdos, sin duda marca para toda la vida ser erasmus.
ResponderEliminarMuchísimo, lili :D
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