Dicen que cuando eres Erasmus, lo eres de por vida. Que el espíritu viajero te invade, que fue el mejor año de tu vida. Que te casarás con tu novia erasmus, que volverás a tu ciudad y que lo pasarás muy muy mal recordando todos los pequeños momentos que conformaron ese año. Espero que este blog te sirva de alguna ayuda. Mi erasmus fue ASÍ

domingo, 9 de diciembre de 2012

Antes de nada


Antes de llegar a un país desconocido, es conveniente saber dónde vas a pasar los mejores meses de tu vida. Lo más cómodo y fiable para encontrar una cama en condiciones es preguntar en tu propia uni o a alguien que ya haya estado en tu destino Erasmus. Si preguntas en Relaciones Internacionales de tu facultad o Universidad, pueden ponerte en contacto con estudiantes de otros años que os recomendarán esta residencia o la otra casa. También es fácil encontrar alojamiento a través de la web de la Universidad a la que vais a estudiar. En mi caso (Swansea, Gales) fui a vivir a una casa a cinco minutos de la universidad. Compartía casa con dos españolas (aunque prácticamente no las conocía), un húngaro y una alemana. Las ventajas de una casa son el espacio (después de todo, cada uno cuenta con la privacidad de su dormitorio), la comodidad de las zonas comunes, no molestas a nadie, puedes hacer fiestas, quedar con amigos... Como veis, yo me quedo con una casa antes que con la habitación de cualquier residencia.
Claro que una residencia tiene otras ventajas: vivirás rodeado de muchísima más gente, te será más fácil conocer nativos (a no ser que se trate de unas de las miles de residencias erasmusiles que hay) y practicar el idioma, que se supone es de lo que se trata. Mi consejo sería que encontraras alojamiento en una casa junto a nativos u otros erasmus que no sean españoles.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Mi destino: Swansea, paraíso exterior



El eslogan publicitario para Jaén es “Jaén, paraíso interior”. La semana pasada me llegó una carta sin remitente, y cuando la abrí me di cuenta de que procedía de la Swansea University. Aparte de una carta de bienvenida para todos los estudiantes extranjeros, traía un libro-folleto con mucha información sobre la ciudad, la universidad y la vida en Reino Unido. A mí qué queréis que os diga, que en vez de tranquilizarme me ha acojonado un rato… Y es que me cuentan unas cosas y me advierten de otras que vamos, estoy por quedarme en casa o salir con un revólver bajo el brazo. Paso a enumerar la de cosas que he descubierto con leer las páginas de ese libro (mi inglés no es el mejor, pero me da a mí que no he malinterpretado el mensaje, sniff).
La web de la universidad está tanto en inglés como en galés, lo que me lleva a una conclusión: puede que mucha gente hable en galés en vez de inglés; eso sería un problema bastante grave. Y es que si eso no es poco, está lo de los malditos enchufes de tres clavijas y la dichosa libra (moneda cara por excelencia).
Para entrar en Reino Unido en avión hay que tener cuidado con lo que llevas en la maleta, porque hay una serie de prohibiciones bastante lógicas, aunque también otras que no sé por dónde coger. No puedo introducir “horror comics” O_o Ahora tengo que hacer una clasificación con lo que es de jorror y lo que no es de jorror. Es más, ¿podré llevarme mis historias de miedo, incluso aquellas en las que aparezca mucha sangre? Tampoco se puede introducir NINGÚN tipo de droga, ya que está penado severamente (lo siento Jul, tendrás que decidir si venir a visitarme o quedarte con tu caja de zapatos xDDDDD)
Me dijo Carlos el otro día que por ahí la cosa está tranquila, tranquila… Tan tranquila que la droga ni de coña, pero te advierten bien en el librito. “Os podéis llevar la impresión de que los jóvenes británicos beben mucho, pero hay que tener en cuenta que muchos de ellos es la primera vez que viven lejos de casa y están experimentando un nuevo modo de vida”. Esto quiere decir que los propios británicos son conscientes de que son un poco bastante borrachuzos.
Ésta me dejó de piedra. Ejem… cuenta que allí las citas son normales, que es muy normal que dos personas que se acaban de conocer salgan por ahí de noche, que la homosexualidad no está mal vista y tal y cual. Después dice que si tú quedas con alguien, esa chica puede querer practicar sexo contigo al final de la noche. Así que si sientes que estás siendo forzado, di que no, y si piensas que alguien está abusando sexualmente de ti, habla con un departamento de la universidad o con la policía… (mami, tengo miedo…).
Porque otra advertencia, hablando de los parques, dice que hay muchos, pero que no es recomendable ir de noche y menos aún sin acompañar. Y por si el dato fuera poco aclarador, añade éste paréntesis: (especialmente para las chicas). Glups.
Ahora mismo no recuerdo el resto de peligros de una ciudad en apariencia tranquila. Tranquila significa aburrida, que conste. ¿Qué será lo próximo? ¿Cangrejos asesinos en las arenosas playas galesas? ¿Abducciones intraterrestres llevadas a cabo por las ancianitas gemelas que viven en una casita al borde del acantilado? ¿Secuestros ideados por bandas de niñas obesas de cara rosada? Temedle a Swansea...

sábado, 17 de noviembre de 2012

Koldo: una Erasmus (I)


Koldo: una Erasmus I

Koldo nació en Irún, pero vive en Barcelona. Estudia Ciencias Ambientales en la Autónoma y en unos meses se irá de Erasmus. Él quería irse a Londres; siempre ha soñado con vivir en Londres. Sin embargo, el destino que le han concedido es otro: Oxford. Nunca ha estado en Oxford; de hecho, nunca ha estado en Inglaterra. Ha ido un par de veces a Francia en coche con unos amigos de la carrera, pero nada más allá. El viaje de fin de estudios fue a Canarias con todo el instituto, pero de eso hace mucho. Tiene veintitrés años, melena por el hombro, un tatuaje en la nuca y un pendiente de coco en la oreja izquierda. Hace tres meses, lo dejó con su novia. A veces, de noche, se acuerda de ella y se pone triste. A veces, llora. Elisa ya no quiere saber de él, y a menudo se la cruza por la facultad. Ojalá no se hubieran conocido, pero ya es tarde. Ya lo conoce todo: su voz, su aliento por las mañanas, su piel, su sexo, su piel, su piel, su piel.
            Hay cuatro chicos más en la universidad que se van a Oxford: Alberto, católico, ingeniero, cordobés; el Joan, catalán de pro, antisistema, periodista en ciernes; Marina, gironesa, rellenita, de pueblo, Empresariales; y Ruth, médico, preciosa, melómana. Apenas los ha visto en alguna reunión. Han quedado por correo electrónico para conocerse antes de que pase más tiempo. De momento, da la sensación de que todos son majos, incluso de que tienen cosas en común. Es maravilloso encontrar gente con la que encontrarse seguro fuera de casa, en un país donde probablemente no conocerá a nadie. Koldo está convencido de que se harán amigos y podrán buscar alojamiento juntos, de que Oxford será su pequeña patria de los cinco.
            Ya ha ido a hablar con Maite, su coordinadora, con quien va a tener que negociar las asignaturas que cursará en su universidad de destino. Es maja, espera que no le dé muchos problemas. Ella lo ha puesto en contacto con estudiantes que ya se han ido para que le aconsejen con respecto a la ciudad, el alojamiento, las asignaturas y la vida en general. Supone que les escribirá cuando saque tiempo; este año se está aplicando más que nunca porque teme que la Erasmus suponga una pérdida de tiempo a nivel académico, y no puede permitirse más años con la matrícula y el alquiler en Barcelona. También ha estado ya en Relaciones Internacionales de la Autónoma para enterarse de todos los papeles que tiene que hacer; de todos modos, la universidad convocó una reunión informativa para todos los futuros becarios. Parece que va a convertirse en un experto administrativo.


domingo, 11 de noviembre de 2012

El último empujón


Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Jaime Gil de Biedma

Tu prima la de Murcia estuvo un año en Atenas, insiste en que te vayas. El vecino del quinto, ése que siempre saludaba, estuvo sus dos buenos años en Ratisbona, Alemania. Hasta la muchacha con la que tus padres se empeñaron en que aprendieras inglés estuvo su año Erasmus en Sheffield, aunque conserve acento de Matalascañas. Con todo, aún no te decides: ¿irme a otro país, con el hambre que pasó la hija de la prima segunda de mi madre cuando se fue con una familia a Rennes? Ni pensarlo. ¿Con la lluvia y el frío? ¿Con lo caro que es todo? ¿Con el pánico que le tengo a viajar? ¿Con lo que yo quiero a mi novia?
            Tengo entendido que a mucha gente le asalta la duda incluso después de haber solicitado un traslado, incluso después de concedérselo, incluso después de viajar al país en cuestión. Gente que, una vez en la habitación de su casa croata, se viene abajo. Es por ello que escribo este libro, para animar al indeciso, para describir las maravillas de la vida en otra tierra, para hacerte dar el paso, te propongo que veas algunas películas, que leas algún libro inspirador. Si después de esta sesión sigues sin ganas de irte, tengo una mala noticia: estás muerto por dentro.

Antes del amanecer (Richard Linklater, 1995)
Coges un tren en un extremo de Europa y en medio del trayecto ves que la única otra persona joven es una chica con la que empiezas a hablar. Habláis y joder, te cae muy bien, demasiado bien, me cago en la puta qué bien me cae, no jodas, si habré conocido a mi media naranja. Le dices: "Me bajo en Viena. Te propongo una cosa: baja conmigo y pasemos la noche juntos por toda la ciudad. Mañana, en cuanto amanezca, nos decimos adiós, y punto. Ambos ganamos una noche inolvidable". ¡Y acepta! Acepta. Os pasáis toda la noche por la ciudad dando tumbos, comiendo, bebiendo, hablando con extraños, visitando tiendas y bares a los que nunca volverás. Hablarás de tu pasado, de tus miedos, de tu incertidumbre. Aprenderás a escuchar. No querrás que pasen las horas, no querrás que vuelva el sol. ¿Te habrás enamorado?
Los viajes en tren es lo que tienen...
Si te toca la patata, échale un vistazo a la secuela, Antes del atardecer.

Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2007)
Un niño bien termina la carrera y está harto de todo, de ser un niño bien, de un coche que no necesita, de su cuenta corriente llena de ceros, de su novia, de sus amigos aletargados, de un sistema que envilece al hombre y duerme la jovialidad. De pronto, se rebela. Tras la graduación, tras lanzar su gorro al aire y discutir con unos padres que no comprenden su inconformismo, desaparece. Se va de casa por voluntad propia sin nada más que una mochila a recorrer todo el país, a vivir la vida, a internarse en la naturaleza, hacia rutas salvajes. En su camino conocerá personas que le cambiarán la vida, a unos que le comprenden y otros que no, a unos que le admiran y otros que piensan que se ha vuelto loco, a personas de todo tipo que le harán comprender que sí, tenía razón, era hora de lanzarse con las tripas por delante a descubrir lo que la vida cómoda le había ocultado por tanto tiempo.

Novela: En el camino (Jack Kerouak, 1951)
Con la aparición de Dean Moriarty comenzó la parte de mi vida que podría llamarse mi vida en la carretera...
Así comienza este viaje a las raíces de la América que nos gusta, la América de la ruta 66, la del jazz, los beats, los hipsters y la verdad. Jóvenes escritores puestos de todo, tres viajes, mujeres bonitas, musos, musas, realidad, ficción, reinventar un país, reinventar la juventud, la vida, el amor , el viaje. En el camino es el origen de demasiadas cosas, demasiadas obras de arte e inspiraciones, el punto de unión de cientos de artistas a lo largo de la historia, la que debería ser la obra definitiva de la tradición estadounidense, la que enseña al mundo que sólo la juventud y los kilómetros son el combinado perfecto para alcanzar la sabiduría. Quien se aventure en este viaje aprenderá demasiado, vivirá demasiado, puede que nunca pueda salir de una espiral que es demasiado.

Soñadores (Bernardo Bertolucci, 2003)
París, mayo del 68. Un estudiante estadounidense asiduo a la filmoteca se encuentra un día en medio de la revuelta popular hasta que dos hermanos franceses lo salvan del caos y lo lanzan a la vida. Ella, una diosa; él, un adonis. El extraño en casa de los dos burgueses en un juego de extrañeza, de enfermedad donde realidad y ficción, vida y cine, sexo y amor cambian de cara constantemente. El juego macabro que emprenden los tres tiene tintes mortales, suicidio, incesto, revolución, lucha, juventud que rebosa por los cuatro costados. Atravesar el Louvre en una carrera loca, ocultar secretos a los padres, redescubrir en qué te has convertido rodeado de extraños en una ciudad que no, no es la tuya. Asumir que la vida era esto, errar y aprender, y volver a errar, y volver a aprender para volver a errar.

Una casa de locos (Cédric Kaplisch, 2002)
¿Qué os creíais, que una beca con la tradición de la Erasmus no iba a tener su propia película? Xavier es francés, pero no le importa ser o no francés, él lo que quiere es escribir. Para aclararse y dar un giro a su formación, se va a Barcelona con el programa Erasmus. Deja a su novia Martine en Francia, antepone su vida al amor, o eso cree... Un francés, un alemán, una inglesa, una belga, un danés, una española y un italiano. No, no es un chiste. En este piso vive Xavier en plena Ciudad Condal y tendrá que aprenderlo todo de nuevo: a mantener el amor en la distancia, a evitar la tentación, a convivir con gente tan extraña, a una situación de diferencia lingüística ora español, ora catalán. A vivir la vida como un Erasmus, a maldecir a los profesores en otro idioma, a aguantar las fiestas a otro ritmo. A vivir, que no es poco. Si te gusta, hay una secuela llamada Las muñecas rusas.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Una carta a todos los padres de Erasmus del mundo


Querida mamá, querido papá:

Me voy de Erasmus. Os lo digo de antemano y sin saber gran cosa de esto. La Erasmus es una beca europea para desarrollar el intercambio entre estudiantes de universidades europeas. El programa está muy asentado, y al parecer los resultados son bastante buenos. Los acuerdos entre universidades facilitan mucho que aunque no haya un correspondiente directo de mis estudios en otra universidad, pueda estudiar algo del área de mi especialidad o que curse asignaturas de otras materias para así tener la ocasión durante un año de probar un poco de las carreras en las que no me matriculé.
            Llegaré a un país más frío que éste, eso seguro, pero no me importará. Todo será nuevo, las calles tendrán otra luz, la gente otras caras, el ruido será un puñado de sonidos desconocidos para mí. Puede que no entienda nada, puede que no hable la lengua y trate de hacerme valer en spanglish, pero eso sólo supondrá el primer paso en el aprendizaje. Tendré que armarme de paciencia con los secretarios de otro país que hablan en otro idioma y me lanzan impresos en otro idioma y me dicen que lo he hecho todo mal en otro idioma. Con todo, sonreiré.
            A los dos días, puede que el mismo día, me invitarán a la primera fiesta. Allí conoceré a los que serán mis mejores amigos, porque está demostrado que el ser humano es muy de dejarse arrastrar por las primeras impresiones. En esa fiesta habrá alcohol, música tecno europea y éxitos internacionales que corearemos sin atino. De pronto, me encontraré en medio de un mogollón de gente que hable en un batiburrillo de idiomas, con su lío de nombres y de caras distintas a las nuestras. Será bonito tratar de hacer amigos, de volver a empezar, borrón y cuenta nueva. No tendré prejuicios, y los que tenga, me los quitará el tiempo. Habrá cristianos y musulmanes, judíos, ateos, rubios, morenos, blancos, negros, ¡pelirrojos con pecas!, de derechas, de izquierdas, extrovertidos, tímidos, feos, atractivos, homosexuales, heterosexuales, asexuales, ruidosos, silenciosos, gente bien, gente mal, mala gente, los habrá que harán un cambio significativo en mi vida. Cuando vuelva, seré un poco de todo (cristiano, musulmán, judío, pelirrojo, negro, asiático, alto y bajo, gordo, delgado, gay, hetero, ruidoso, eso no lo cambia nada, buena gente, mala gente, pecoso), porque dejaré que todos ellos me dibujen un poquito, me escriban entre todos, digan lo que soy, lo que seré, lo que he sido.
            Ésa sólo será la primera de muchas fiestas. Fiestas donde beberé, fumaré, pondré a prueba los órganos que me habéis dado, porque tengo la edad de hacer eso, de ser irresponsable y de cargar con las consecuencias de una mala noche, de llorar en el servicio de la discoteca, de probar labios, lamer cuellos, romper límites, extraer lo mejor de la noche, sufrir lo peor de la noche, bailar sin vergüenza, cantar sin ritmo, pertenecer a la pista como si hubiera nacido ahí, porque eso también es aprender, y mejor aprenderlo en otro idioma, porque no se puede aprender nada más bonito en otro idioma que decir te quiero: I love you, Je t'aime, Ich liebe dich, Maite zaitut, Quero-te, Ti amo, T'estimo, Jeg elsker dig, Vos amo, Ana Behebeak, Minä rakastan sinua, Taim i' ngra leat, Ta gra agam ort, Mi amas vin, te quiero, tequiero, ¡te quiero!
            Y es que puede que me enamore. Puede que nos conozcamos en una fiesta o en clase, o en el club de fotografía de la universidad, que nos miremos a través del objetivo y caigamos rendidos antes del primer click. Puede que visite a un amigo croata que está conmigo de Erasmus y aun así me enamore, aunque el tiempo esté contado, porque a veces esos son los amores más grandes, y nos haremos promesas, cientos de promesas entre besos, miles de promesas entre polvos, y luego iremos rompiéndolas todas una a una, y cada promesa rota supondrá acordarme de todo, de la ciudad, de los amigos, de la cama, de los labios, acordarme de lo que nos decíamos, y con todo habrá valido la pena. Puede que lo intentemos; que cuando termine la estancia decidamos tratar de superar la distancia y el tiempo hasta que algo se rompa dentro de uno de nosotros, algo frágil, pequeño, y decidamos mudarnos al país del otro, años después, y qué, y qué, ¿y qué?, daré gracias cada segundo de mi vida a haberme ido de Erasmus. Pero no os quiero contar cuentos, la verdad es que puede que nada de eso ocurra, que vea parejas romperse a todas horas, cuernos y cuernos, mentiras, traiciones, pero qué más da, la vida no nos enseña eso, y mi Erasmus será un manual minucioso sobre el amor y las relaciones de pareja y eso no tiene precio.
            La beca será poco dinero, lo sé, por eso voy a trabajar este verano. Cuando llegue, intentaré encontrar un curro que no me quite mucho tiempo, a saber, hostelería,  servicios universitarios, aunque desista y al final no trabaje, pero siempre se sale adelante, en serio, todo el mundo lo logra, no vamos a ser menos. Con lo cara que es la universidad en el extranjero en comparación con España, pagar los créditos aquí es una ocasión única para estudiar en una institución prestigiosa a precio de saldo. Además, ahí tendré la ocasión de conocer profesionales increíbles, profesores motivados, alumnos entregados a lo que hacen, y tal vez se me pegue el entusiasmo, porque la excelencia se aprende, no se compra. Prometo no faltar a clase, o al menos no faltar tanto como aquí, ya que no tendré demasiadas clases, y trabajar para dar lo mejor de mí. Cuando acabe el curso, entenderé otro idioma y seré capaz de seguir las clases en inglés como si fuera lo más normal del mundo.
            Conoceré a un colega cinéfilo y a una chica melómana. También a una francesa melancólica que escribe postales a su familia y amigos. Cuando nos separemos, me las escribirá a mí y lloraré sin consuelo con cada recuerdo compartido. El cinéfilo me hará ver cine indie y europeo, corrientes de las que sólo había oído en la tele, y la melómana me regalará todos los días un CD recopilatorio según el estado de ánimo, música en otros idiomas, con otros ritmos, música que sabe a especias y huele a humo traído de lejos. Se acabó la historia de siempre, aprenderé tanto o más fuera que dentro de las aulas.
            Viajaré. Viajaré no sólo por el país, sino por toda Europa. Viajaré no sólo durante la Erasmus, sino durante toda mi vida. A visitar a Clem en Suiza y a Steffy en Budapest, a Joni en Finlandia, a Roberto en Italia, a Jin al sur de China, Adam en Estados Unidos, Haley en Australia... esto me pondrá el mundo a mis pies. Nuestra casa, también lo advierto, se convertirá en un albergue internacional. Constantemente parará gente de todas las culturas y países en nuestro salón (el colchón que tengo debajo de la cama se amortizará más aún), os traerán detalles de medio mundo y os querrán como si fuerais sus padres, porque durante unos días lo seréis. Os llenaré el mundo de hijos de todas partes, con otras caras, otros ojos, otras voces. Nuestra casa será una orquesta perfecta.
            Pero ya basta. Podría no parar jamás, y eso no es justo. No quiero desvelaros mi vida antes de que todo ocurra. Sólo os quería dar una idea de lo que supondrá para mí irme de intercambio a otro país, estudiar en otra universidad. Como veis, prima lo humano sobre lo académico. Es evidente, ya tendré tiempo de apagarme, pero no ahora. Ahora toca viajar, irme lejos de vosotros, escribiros cartas, e-mails, postales desde muchas ciudades. Ahora toca ser libre. Gracias, papá, mamá, porque con este permiso me hacéis más libre. Cuando vuelva, seré otro. Europa os robará un hijo, pero os devolverá otro más grande. Ése es el trato.
Os quiero,

tu hijo/a