Ya hablaba mi amigo David de la
ineficacia de la burocracia, de cómo nos cierra puertas por un anexo o un punto
de algún código estúpido que no ve más allá de su universo cuadriculado. A él
no lo dejaban desde Donosti prolongar su estancia aquí durante todo el curso. A
mí, afortunadamente, me dejaban desde Granada con la única condición de que la
Universidad de Gales me admitiera entre sus alumnos este año. Esta mañana he
salido muy animado de la clase Primetime Writers: TV drama, donde nos han hecho
un test rápido con preguntas sobre series de televisión y algunas cadenas (el
profesor no conocía una serie de la que he hablado!) y he respondido
prácticamente todas las preguntas bien. Total, que después me he pasado por la
oficina de Relaciones Internacionales para hablar con Carol Smith, la encargada
de los alumnos aquí:
-Hello, I just wanted to ask you something. I'm from Spain and I'm
supposed to be here until the end of January, but I'd like to stay the full
year.
-Which one is your university in Spain ?
-Granada ...
I asked them and they told me that there was no problem but I had to ask here.
-I have to check it. Hold on.
Espero. Todos
los planes que me he hecho para el resto del curso (aquí y en España, planeo mi
vida con tiempo, sueño más que creo) pasan por mi cabeza. La imagino entrando
de nuevo por la puerta para decirme: "Hay pocas plazas, así que rellena este
formulario cuanto antes"; también la imagino diciendo: "Lo siento,
pero está todo ocupado". La imagino de mil maneras y cada vez se hace más
sólido el pensamiento de que no habrá posibilidad.
Entra por la
puerta con cara de NO, que eso se ve antes de hablar siquiera, y me dice que lo
siente, pero que no quedan plazas para el resto del curso.
-Isn't it possible at all?
-If you're very desperate, you can pay the modules you study here and...
blablablablabla... no me importa
lo que sigue. Sé que lo de pagar nosecuantasmil libras está fuera de mi
alcance. No me explico cómo pagando aquí hay plazas, y si sigo pagando en mi
universidad, no. Doy las gracias sin ganas de dar las gracias y me vuelvo con
los planes y sueños colapsados en mi mente. Y vuelvo a casa con la garganta
llorando, porque mis ojos se negaron a ello hace mucho tiempo. Como mi
pistolero...
Granada,
pensaba que nunca diría esto, pero no te echo de menos. Y a todo esto, puta
burocracia.