Una receta sencillísima que he perfeccionado a base de práctica. Atentos, es tan fácil que asusta.
Necesitamos
-Unas pechugas de pollo sin filetear o fileteadas, al gusto
-Queso Roquefort/azul/verde/que huela a podrido
-Nata para cocinar
-Cebolla
-Brandy/Coñac/Alcohol (vamos, estudiantes, no os costará haceros con un chorrito)
-Aceite de oliva y sal
Se hace tal que asín
- Salamos la carne (cortada en trozacos con unas tijeras o fileteada) por ambos lados y la freímos muy, muy poquito en la sartén con aceite. Lo justo para que se quede marcada por fuera y cruda por dentro y retiramos.
- Picamos media cebolla o una si es pequeña, muy picada, o en juliana, según lo delicado que sea cada uno. La freímos, esto es, la doramos y dejamos que se poche. Para que esto salga bien y no se queme ¡consejo! un chorrito de agua con el aceite.
- Añadimos nata, bastante, que cubra toda la cebolla y ponemos el fuego flojito. Cortamos un trozo de queso azul/roquefort, como unos 50-70 gramos, aunque esto depende del gusto también. Recomiendo empezar con un poquito, diluirlo en la nata e ir añadiendo queso hasta alcanzar el sabor óptimo. Cuando el queso se ha diluido en la nata, es decir, cuando todo parece una salsa uniforme, le ponemos un chorro de coñac y la sal.
- Una vez tenemos la salsa, hay dos opciones: 1) Triturar (por lo de la cebolla) y que quede algo más espesa y sin tropezones; 2)No triturar (era obvio) y aprovechar la deliciosa textura suave de la cebolla en nata.
- Ya es el momento de añadir la carne y cubrirla bajo la salsa (por eso decía que hay que ser generosos con la nata). Tapamos la sartén/olla y dejamos que dé un buen hervor a fuego lento. La carne queda así muy, muy jugosa. A los 10-15 minutos de cocer la carne en la salsa, está lista. Se le puede poner pimienta (liga muy bien con la nata), y a comer!!!
La salsa está deliciosa para mojar sopas, así que estate bien aprovisionado de pan. Si acompañas estas pechugas con una ensalada, queda una comida de alucine; si la ensalada lleva pequeños trocitos de roquefort, ya es la quinta muerte gastronómica.
¡Que aproveche!
pd: esta receta es absolutamente mía :D y bien orgulloso que estoy de ella
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